Fontesanta es una empresa cosmética artesana ecológica asturiana que apuesta por la calidad.
Conocí los jabones Fontesanta hace más de diez años, de hecho ya os hablé de muchos de sus jabones aquí: http://potiholic.blogspot.com/2012/07/fontesanta-jabones-artesanos-asturianos.html . Cuando se me arreglaba ir a la exposición de artesanía de Oviedo, la del Paseo de la Rosaleda, Fontesanta no disponía de un catálogo de cosméticos tan amplio como ahora. En un principio, allá por el 2003, ofertaba jabones y creo que nada más. Pero unos jabones que se hicieron famosos por el boca a boca, por no producirnos alergia a muchas personas con pieles problemáticas.
Recuerdo cómo poco a poco fueron acompañando a los jabones los aceites vegetales enriquecidos con aceites esenciales y las sales de baño. Incluso había algún aceite que ahora no se oferta, como es el caso del aceite de germen de trigo, también con AEs. Se me quedó en la memoria ese producto porque Juan me invitó a olerlo, cuando le dije que el pachulí me provocaba dolor de cabeza. Tenía razón, no era el pachulí en sí sino la elevada concentración en la que suele encontrarse en algunos cosméticos. Y aquel aceite era excelente, como también lo era y es el Afrodisia, que me concedí como regalo indulgente.
El otro día comentaba la fan page de facebook de Potiholic que tenía un producto muy especial entre mis garritas. Preparaos, porque he sufrido un flechazo potihólico, o dicho de otro modo, os voy a hablar de un producto que ha venido para quedarse y aparecer machaconamente cuando haga entradas recopilatorias, de rutinas, etc. Declaro que le hago la ola al bálsamo reparador de Fontesanta.
A continuación copiaré la descripción y el INCI de la web para irlo comentando, pues no es para menos.
“Adecuado para pieles sensibles, así como para aliviar y suavizar las pieles dañadas por afecciones cutáneas, rozaduras, heridas y quemaduras superficiales.” – Sí señor, es adecuado para pieles sensibles y perfecto para pieles irritadas o dañadas. También para quemaduras, ya lo veréis enseguida por la composición. Es un producto fuera de serie, con una acción calmante rápida y asombrosa, muy cicatrizante.
“Elaborado con aceites macerados de flor de caléndula, manzanilla, milenrama y pensamiento y aceites esenciales puros con propiedades calmantes, cicatrizantes y regeneradoras de la piel.” – Lo confirmo, estoy asombrada.
“Reparador y purificante”. – Purificante por alguno componentes, pero reparador por supuesto.
” Pieles dañadas”. El producto es un bálsamo corporal, aunque lo he probado en el rostro, en los labios y hasta en una heridita del cuero cabelludo. Sus propiedades calmantes y cicatizantes me han dejado boquiabierta. En el caso de la pequeña herida del cuero cabelludo llevaba un mes con ella, pequeña, pero que picaba, yo me rascaba en un despiste y volvía a crearla. Con este bálsamo, aplicado sólo en la zona de la heridita, dejó de picar, ergo ya no me rasco y en cosa de tres días se ha resuelto el problema.
Aplicado como crema de rostro, usando el equivalente en volumen a dos gotas, me produce brillos, sería sólo adecuado para una piel muy seca, pues la cera de abejas hace que no se absorba como lo haría un aceite. Pero usado con la yema del dedo en las zonas más sensibles nada más, puedo aprovechar los beneficios medicinales de este bálsamo sin tener el problemas de cutis graso.
Aplicado al ir a dormir sobre los labios agrietados, también tiene resultados rápidos y sorprendentes. Mucho ojo, este uso es cosa mía, no es un producto “comestible”, pero total venía usando de la misma forma aceite de rosa mosqueta en situaciones de emergencia y tampoco es apto para ser ingerido ( salvo algún aceite de rosa mosqueta específico para uso oral como el de Pranarôm en cápsulas ).
Miremos ahora los ingredientes, donde aparecen extractos de plantas medicinales que no son muy habituales en cosméticos, tal vez porque no hay demanda. Algunos no sé ni para qué sirven, pero el resultado de esta mezcla, al menos en mi piel, es la repera.
“Producto Cosmético Ecológico. Certificado por IMO.” – Es mi certificado preferido junto con el BDIH.
“No contiene colorantes, conservantes ni aromas artificiales.” – Esto es general a todos los productos Fontesanta y es el motivo por el que suelen ser bien tolerados por pieles con numerosas alergias. Pese a todo, ya sabéis, antes de usar algo con un aceite esencial que no conocemos conviene realizar una prueba de alergia en una zona pequeña. Yo no la hago porque mis alergias cosméticas se deben a productos sintéticos, a tensiactivos demasiado fuertes o a ciertos colorantes, pero no está de más recordarlo. Un producto, por natural que sea, puede producir alergias, y sino que nos lo digan a quienes sufrimos de alguna alergia alimentaria.
(INCI): Calendula officinalis oil extract *, Hipericum perforatum oil *, Viola tricolor oil extract *, Matricaria chamomilla *, Borago officinalis seed oil *, Butyrospermum parkii butter *, Cera alba *, Lavandula angustifolia oil extract *, Salvia officinalis oil extract *, Achilea millefolium oil extract *, Tocopherol, Lavandula officinalis oil*, Citrus medica limonum oil *, Salvia officinalis oil *, Cymbopogon martini oil *, Pelargonium graveolens oil * y Melaleuca alternifolia oil *. * Procedente de cultivo ecológico certificado.
Precaución: por contener aceite de hipérico, este producto puede producir fotosensibilidad. Este problema se evita usándolo de noche o bien empleando tras su uso un buen protector solar. Esto es un aviso mapache.
Como se puede leer, el único ingrediente no procedente de cultivo ecológico es el tocoferol ( vitamina E ), que se emplea como conservante por sus propiedades antioxidantes. A mí me encanta este ingrediente si debo elegir un conservante porque tiene una función cosmética también. Los productos Fontesanta, al menos todos los que han sacado hasta ahora, están libres de agua, pero los aceites pueden enranciarse. Este bálsamo en concreto indica que debe ser usado antes de seis meses desde su fecha de apertura. Si no se abre, como viene convenientemente sellado, se puede conservar intacto un par de años ( se muestra la fecha en el envase ) y como siempre comento, si se conservan a oscuras y alejado de fuentes de luz intensa y de calor, estos productos aguantan bastante más de lo que suele indicar la etiqueta.
Destripemos los ingredientes.
El más abundante en porcentaje es el famoso aceite de caléndula, que es uno de los que más parecen interesar a los lectores de este blog. Os invito a pasaros por la entrada en cuestión, ya antigua, si es que no lo habéis hecho ( corred, insensatos XD ). A continuación, el aceite de hipérico, especial para acelerar la cicatrización de quemaduras superficiales. El aceite de pensamiento salvaje es la primera vez que lo veo en un cosmético, pero por algo estará. De los beneficios de la manteca de karité ya os he hablado, es famosa por sus propiedades antiinflamatorias naturales. El aceite de borraja se usa como ingrediente en productos para pieles atópicas, aunque por lo visto no hay evidencias científicas serias que avalen sus propiedades más allá de los beneficios que aporta a este tipo de pieles cualquier buen aceite vegetal.
La cera de abejas es un verdadero medicamento para pieles dañadas. Se emplea para solidificar mezclas de aceites y aumentar su resistencia a la oxidación, pero a la vez se diferencia de las otras ceras que se pueden emplear en cosmética en que la de abejas posee propiedades antisépticas. Aísla la piel, formando una especie de escudo protector contra el frío, el viento o, incluso, pequeños roces físicos.
En la lista de plantas medicinales y aceites esenciales de este producto, vemos que se combinan la lavanda y el espliego, de propiedades antisépticas y antiinflamatorias, con la hierba limón, que es antibiótica natural frente a algunas bacterias ( incluyendo algunas de las bacterias oportunistas que pueden anidar en pieles dañadas ) y también antimicótica. Antifúngico es también el aceite de árbol de té, que además tiene cierto poder regenerante. El geranio común es un ingrediente habitual en productos destinados a cuidar la piel sensible. La milenrama, antiinflamatoria y cicatrizante, es una planta medicinal que ha dejado de usarse en muchos cosméticos por motivos de modas o demanda de la clientela, pero, ¿ a quién no le suena el azuleno ? Y terminamos el repaso con la salvia ( no conozco sus usos cosméticos )y el limón, reafirmante.
Cuidado, hay personas alérgicas al AE de limón.
La textura de este bálsamo es intermedia entre los ungüentos o las pomadas y los bálsamos de la marca Badger Balm. Con pasar suavemente la yema del dedo ya se deposita suficiente cantidad de producto, pues es muy “blando” aunque sigue conservando su estado sólido. La textura puede gustar o no, personalmente prefiero la solidez de los productos Badger, aunque para aplicarse zonas extensas estos últimos se hacen un poco pesados.
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Textura a temperatura ambiente.
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Textura del bálsamo floral reparador tras deslizar la yema del dedo. |
Desde que Fontesanta cuenta con certificaciones ecológicas los productos han subido de precio. También han mejorado su presentación, hasta el punto de que no tienen nada que envidiar a los cosméticos de alta gama más comerciales. Resulta que para mí estos son los verdaderos cosméticos de alta gama, como también lo eran cuando se entregaban en una bolsita de papel. A lo que voy es a que el bálsamo es un producto que en principio parece caro. Y puede serlo, o no, en función de la extensión de la superficie de la piel a tratar.
En mi caso, las zonas son poco extensas, luego los 50 ml me resultan un formato perfecto para poder usarlo en el tiempo recomendado. Quizás deberían plantearse hacer lo mismo que con los aceites y sacar a la venta un segundo tamaño, mayor, más económico para quienes demanden una mayor cantidad de producto.
Fontesanta y la dermatitis atópica.
Os estaréis preguntando cómo se comporta el producto en pieles atópicas. En el rostro, de maravilla. En el cuerpo llevo una temporada sin sufrir brotes intensos, de estos que llegan a sangrar. Entonces ya os contaré qué tal, si este es el producto definitivo para tratar los brotes más intensos en zonas cubiertas por ropa, o si el roce con las prendas de vestir vuelve a ser un problema.
En cuanto a los jabones, Fontesanta dispone de dos variedades pensadas para las pieles atópicas. Una es la llamada Aguadulce, que tengo pendiente de probar, y otra es el jabón de rosa mosqueta. De todas formas, variedades como Otoñal o Truébano a mi me han ido siempre de maravilla.
Vamos, que no se nota que el bálsamo reparador me encanta, ¿ verdad ?
Besitos de mapache potihólico enamorado.