Olores que nos vuelven consumistas
Si tienes una pequeña tienda física, esta lectura te interesa para vender más y si eres consumidor online es mejor tener lo siguiente en cuenta para no colocarte trampas a ti mismo.
Hoy retomo el espíritu de las antiguas bitácoras y te invito a leer un artículo sin una estrategia detrás. Ni SEO ni copywriting, solo Mapachito opinando de cosas. Un mapache cabr*n que se entera de más cosas de las que parece y que desea mandar la enhorabuena a las mentes pensantes.
No es para menos, han descubierto cómo incentivar tu consumo online valiéndose cosas que tú haces, en principio, por placer.
Perfumes y sistema límbico: mucho más que notas olfativas
Los aromas generan recuerdos y sensaciones que no son procesados por el cerebro del mismo modo que sí sucede con otros estímulos. Esto explica por qué a casi todos nos encantan los olores avainillados y los de ese postre que nos encantaba de niños: como norma general, esos olores nos evocan felicidad. Los fabricantes de perfumes lo saben y siempre ofrecen aromas gourmand en su catálogo.
Aunque ya sabrás que en un perfume existen notas olfativas de salida, notas de corazón y notas de fondo, tras la formulación de un perfume entran en juego otras variables como la permanencia, la estela, la evolución de la mezcla y cómo reacciona con cada tipo de piel. Y más cosillas.
Te lo resumo con un ejemplo. Imagina que tienes tres aceites esenciales, uno para cada tipo de nota olfativa y los tres con volatilidades diferenciadas para un manejo más intuitivo, con los que deseas crear una fragancia. La composición de tu mezcla de esencias se va a corresponder con un punto dentro de un triángulo. Así, pueden existir miles de aromas semejantes al tuyo, pero no serán el mismo.
Ahora piensa en que debes usar una base olfativa, aunque sea un aceite vegetal de jojoba o agua con etanol. Ese triángulo pasa entonces a ser una pirámide que varía de acuerdo con la evolución de tu perfume, pues entra en juego la variable tiempo. Recuerda que en un perfume hay esencias más volátiles, las de las notas de salida, que desaparecen primero.
Pues el sistema límbico es capaz de hilar tan fino como para devolverte a una época de tu vida o a una experiencia determinada sin necesidad de clonar aquel aroma. Basta con que en un determinado momento la mezcla se comporte como aquello que estaba en el ambiente en el momento al que te gustaría regresar. La cosa ahora no parece tan complicada.
Halloween y Navidad tienen sus propios aromas
Antes, donde vivo, el otoño olía a tierra mojada y frutos secos tostados sobre una cocina de leña o de carbón, a dulces caseros con un toque de anís y a la leche que se debía hervir como medida de higiene básica. Sí, una ya tiene una edad.
Ahora el otoño huele a especias, cosa que me encanta porque me embelesan esos aromas. De hecho huele a especias con cítricos, muchas veces naranja, y a veces también a calabaza.
Sabemos que esos aromas no se encuentran disponibles todo el año y, por ejemplo en mi caso, me apuro en comprar una buena cantidad de los famosos tés de navidad antes de que se agoten. Porque me encantan y no están en la tienda los 12 meses del año. Porque así lo han decidido para crear esa sensación de urgencia o de unidades limitadas.
Los aromas que ahora se asocian al otoño disparan a lo más íntimo del cerebro adulto, conquistando tanto a quienes disfrutamos de esos sabores como a los incondicionales de las reuniones familiares con mesas enormes (afortunados que son, tal vez sin ser conscientes de ello).
Al final, somos una pequeña legión de personas que saltamos de un modo u otro cuando olemos determinadas combinaciones que no se encuentran, como norma general, en otra época del año: debo conseguir mis tés antes de que se agoten, he de comprar los regalos para todos y ojalá encuentre ese juguete que tanta ilusión le hace a mi hijo o toca tenerlo todo listo para las cenas en familia, que después todo se pone por las nubes.
Me imagino que te has sentido identificado con alguna de las anteriores afirmaciones (y hay más, piensa en lo fértil que es el otoño en términos de campañas consumistas).
Un éxito multinivel
Como sabrás si eres lector habitual, hay empresas a las que me niego incluso a mencionar por mala praxis o publicidad engañosa. En este caso omito una de las que más detesto, las que juegan con la salud de la gente.
Resulta que una empresa multinivel logró un éxito abrumador de ventas con un producto muy específico. Tras su éxito se encontraban las falsas promesas por un lado, pero también un aroma sospechosamente similar a los olores de las nuevas celebraciones occidentales otoño.
Cuando me enteré del asunto, aplaudí la idea. Más tarde llegó a mis manos un fusilazo de ese producto (lo que muchos llaman clon) y pude vivir las sensaciones. Era verano y estaba pensando en los tés de navidad y en las pelis de terror que tanto me gustan.
Comprad, comprad, malditos
Está claro que no he sido yo la única en percatarse de esa jugada maestra, porque ahora que nos hemos acostumbrado a hacer muchas pequeñas compras online han aparecido dos, cómo llamarlas, tentaciones para consumistas:
Pensados para ser utilizados en difusores y perfumar pequeñas estancias, te aviso que estas mezclas tan estacionales no son inocentes. Imagina, estás en casa haciendo tus compras y huele a Halloween y a Navidad. El resorte ha saltado.
Personalmente he pedido ambos productos para añadirlos a aceites vegetales y perfumarlos. No he comprado primero uno y después otro por el temor a que se retiren en breve (la jugada de la escasez de existencias).
Siempre había tenido ganas de poder usar este tipo de aromas en la piel en cualquier época del año (siempre muy diluidos y tras una prueba de alergias) y por fin puedo. De paso, me convierto en uno de los mapaches tontos que han caído ante esta estrategia comercial aunque tengo muy claro que jamás me expondré a estas combinaciones antes de ir a hacer la compra, tanto si es física como si es mental.
Ahora solo me queda comprobar si este año se me calma el miedo a quedarme sin tés navideños.
Besitos de mapache potihólico inconsciente.