Las propiedades cosméticas de la miel se pueden aprovechar con una mascarilla casera. Recetas para preparar tu propia mascarilla con miel para la cara.
Hace tiempo os contaba en este blog cómo hacer una mascarilla casera con miel y té verde para el cutis y tuvo bastante aceptación. En otras ocasiones, por prisa, aplico sólo miel sobre el rostro, lo dejo actuar unos minutos y aclaro.
Pero este año me ha dado por probar alguna otra mascarilla casera a base de miel. Voy explicaros la receta original, mi versión adaptada a pieles muy sensibles y mis impresiones. Espero que os sea de utilidad.
Mascarilla casera de miel y plátano.
Tanto leí sobre los beneficios del plátano con miel sobre los cutis sensibles y secos que me animé a preparar esta mascarilla.
La receta original consiste en mezclar dos partes de miel con una de plátano hasta obtener una pasta homogénea. Sin más. Y en caso de buscar un exfoliante natural casero se le añadirían copos de avena a la mezcla para proceder a frotar la piel antes del aclarado con agua.
La mascarilla Lush Oatifix contiene plátano y avena y me va de maravilla para la piel atópica, por lo que probé un híbrido de la receta tradicional. Además del plátano y la miel, añadí unas gotas de extracto de avena y también de oleato de camomila.
El primer problema con el que me encontré fue que a mano me resultó imposible obtener una mezcla homogénea para la cantidad de producto que preparé, unos 20 ml. Imagino que con un mortero sí se mezclaría bien el plátano con el resto de los ingredientes, peor no tenía uno a mano.
El efecto de esta mascarilla natural sobre el cutis me gustó, ya que calma la piel y no es tan pegajosa como la miel pura, por contener un poco de aceite. Ahora bien, el plátano hacía que la mezcla dejara un residuo que no se iba bien al aclarar con agua abundante, pese a que en un primer momento lo pareciera. Y no es de recibo usar un limpiador jabonoso tras una mascarilla.
Así es que acabé lo que había preparado, que se conserva bien unos días en la nevera, y me animé con otra versión.
Mascarilla casera natural con avena y té verde.
Ni para ti ni para mi, al tener el extracto de avena y el extracto de té verde en casa probé a mezclarlos con miel a razón de 10 ml de miel por cinco o seis gotas de extracto de avena y cinco o seis gotas de extracto de té verde. No le añadí el macerado de camomila.
Volumen de los extractos de avena y de té verde para hacer la cantidad de mascarilla que cabe en un frasco de muestra de los de Lush Cosmetics. El plástico opaco es perfecto para conservar las mascarillas frescas y las cremas cosméticas con aceites esenciales o con algún ingrediente fotosensible.
Esta mezcla me gusta más. Más que la mascarilla de miel y té verde que venía preparando a veces y mucho más que la de plátano con miel.
Se aclara con facilidad con agua, ayuda a cicatrizar alguna posible heridita y, de paso, calma la piel. No la nutre, tras dejar actuar la mascarilla unos 10 minutos y aclararla bien, añado al cutis unas gotas de algún aceite. Suelo elegir el aceite corporal con rosa de Damasco de Badger Balm ( https://potiholic.com/comparativa-entre-aceites-badger-con-rosa-de-damasco ) y consigo un tratamiento de belleza de lujo. Repito el proceso cada tres días más o menos.
De nuevo a esta receta se le podría añadir avena o algún otro scrub sólido para obtener un efecto exfoliante por fricción mecánica, pero a mi no me interesa. En cuanto a la posibilidad de añadirle oleato de manzanilla, como el aceite que me aplico después contiene aceite esencial de camomila lo veo absurdo, pero de emplear otro tratamiento posterior probaría a incluir otras cinco o seis gotas de macerado a la mezcla inicial.
Y eso es todo por hoy. Una entrada corta con dos recetas fáciles para hacer mascarillas faciales naturales para pieles sensibles.
Besitos de mapache coqueto.